Es tan importante el cuidado personal como el cuidado energético del lugar donde vivimos.
Así como comemos, nos aseamos y dormimos, debemos cuidar la energía de nuestro hogar.
Las discusiones, los pensamientos negativos, el mal humor y todo lo que le pasa a
cada integrante de la familia, se impregna en las paredes, se acumula en los rincones
y termina enfermando la casa.
Un lugar enfermo, con mala energía, es ese lugar donde la gente no quiere estar,
y en donde se siente cansancio, mal humor y pesadez.
Imagínense cómo están las casas a las que nunca se les ha realizado una limpieza….
Algo importante a tener en cuenta, es que hay niveles de “casas enfermas”:
están las casas con energía estancada, por todos los motivos expuestos
y están las casas con problemas más graves.
Qué tiene que pasar para que te des cuenta que la casa está gravemente dañada…
1) Olores feos sin causa aparente
2) Ruidos y golpes
3) Electrodomésticos que se rompen
4) Continuas peleas entre los miembros de la familia
5) Mal humor, desgano y malestar excesivos
6) Voces o murmullos
7) Sombras que vemos por el rabillo del ojo
8) Estancamiento económico y de todo tipo
Patricia Bustos - Magia de Luz
 

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